Al galope ahí van
llegando
Van despertando
Una a una
Guiadas por aquella fuerte inspiración.
Cabalgan, cabalgan, cabalgan en sus fantasías
Persiguen lo deseable
No se frenan con esa
basura new age de ojos vidriosos
Ni con la marchita y sentimental estupidez cristiana.
Quizás las reconozcas al pasar
Por el suave aroma que arrojan sus cabellos al aire.
Jazmín.
Primavera.
Están floreciendo.
“Los niños a la
espalda y expectantes, los ojos en
alerta, todo oídos. Olfateando aquel desconcertante paisaje nuevo, desconocido.
Somos una especie en
viaje, no tenemos pertenencias, sino equipaje.
Nunca estamos quietos,
somos trashumantes, somos, padres hijos nietos y biznietos de inmigrantes. Es
mas mio lo que sueño, que lo que toco. Yo no soy de aquí, pero tu tampoco.
De ningún lado del
todo y de todos lados un poco. Lo mismo con los arboles, las canciones, los
alfabetos. Si quieres que algo se muera, déjalo quieto.
Vamos con el polen en
el viento. Estamos vivos porque estamos en movimiento”
Con la mano firme, su piel descubierta.
Apertura.
Vitalidad.
Su arco y flecha es la palabra impecable, alineada, justa y
oportuna.
Con las caderas abiertas de par en par y en su galope se
despliega toda esa furia sagrada, toda esa fuerza natural.
Si las ves pasar no
las detengas, sonríeles!
Aplaudilas o simplemente guarda silencio.
En sus venas se esta gestando la revolución silenciosa de
los seres.
La magia radica en los versos que se recitan a través de su
voz.
Vibración divina.
Poder sanador.
No les temas, no les guardes rencor.
No las envidies pero tampoco intentes comprenderlas.
Recordá que su revolución es también la tuya.
El pacto divino de la gestación femenina.
El nuevo mundo huele a mujer.
Déjate llevar por su galope firme y orientado.
Su mirada esta puesta en el porvenir.
Disfruta del viaje
El viaje es todo.
Tal vez solo se trate de vivir.
Y cuando la veas cansada, sensible
Vulnerable flor, anochecer.
No te aproveches, abrázala bien.
De su proceso depende el de todos.
Su despertar es tuyo también.
Florece donde te plantaron
No hay mayor grandeza que la humildad.
Una avalancha verde y agreste tierra marrón.
A paso firme allá van
No se puede frenar.
En parque Patricios, la cuidad de
Buenos Aires
Existe un refugio para la gente que no tiene a nadie
Vivir y morir en la calle, allí siempre fui feliz
Vivir y morir en la calle, que delirio sin ti
Estas en el club Calavera
En el refugio Monteagudo te abrazan con el corazón
Fui a cantar una noche con el piano
Y un cartel escrito con dolor decía que la calle no es un buen lugar
Para vivir, mucho menos para morir
Transmítelo, transmítelo
(La belleza en la calle)
Pelear, pelear es una guerra
Pelear contra los nazis y los fachos de mierda
Nacer, vivir, amar, morir, nadie entiende nada
Tu deseo es mi agua
Quiero vivir en la ciudad liberada
Vivir y amar en la ciudad liberada
Vivir y amar que no nos importe nada
En la ciudad liberada
Mis hermanos no la pasan bien, están
buscando un lugar
Una casa en donde poder vivir, vivir real, de verdad
Un techo donde rezarle a Dios y tomar algo de sol
Duele tanto un plato de comida, el hambre vivie en el estómago
Vivir y morir en la calle
Amá amá, ¿quien te frena?
Amar el sol, el cielo, el vino y la primavera
Amandonos salvajemente bajo esta estrella
Que nos quema
Quiero vivir en la
ciudad liberada
Donde el amor explote en todas las plazas
Quiero vivir en la ciudad liberada
Mi ciudad (liberada)
Quiero vivir en la ciudad liberada
Donde a los pibes no les metan mas balas
Una ciudad de sexo desenfrenada
Mi ciudad liberada
Texto: María Eugenia Díaz Iglesias
Ilustración: Julieta Carla García Courcelles
