La duda es energía
dispersa, pensó.
Las responsabilidades no
dejaban de oprimirle la espalda y aunque sabía que ella podía resolverlo, en
ese momento se vio a si misma desmoronándose. Los pensamientos la rodeaban
conformando un torbellino espiralado a su alrededor, como si un viento huracanado
le golpeara fuerte la cara dejándola casi sin aliento, “¡Si tan solo pudiera serenarme y pensar con
claridad!” se dijo a si misma a viva voz.
"De jóvenes éramos proclives al riesgo sin dudar, pero adentro
estábamos llenos de pavura.
Hoy, ya adultos, solemos arriesgar, como no, pero lo justo, sin miedos
aunque repletos de todas las dudas posibles."
Silencio
En ese instante mágico, quizás
en respuesta a sus peticiones, pudo visualizar que aquellos pensamientos que la
acosaban no eran más que ella misma siguiendo antiguos patrones de
comportamiento. Todas esas dudas frente
al porvenir no eran más que su mente intentando controlarlo todo ¡Como si eso
fuera posible! Y recordó que traspasando
el miedo, sumergiéndose por completo en el terreno de lo incierto, soltando el control basado en experiencias
pasadas, transmutando todo aquello , potenciando su alquimia divina, allí se
encontraba la esencia misma de la vida,
su siguiente paso lógico. Su propia evolución.
Comprendió que en aquel
simple acto de claridad, de reconocimiento, de mirada hacia adentro, de autocompasión
y de amor propio, allí se encontraban las puertas de su sanación y que no solo
sanaba ella sino todo cuanto la rodeaba.
Los fuertes vientos se
apaciguaron y aquel torbellino espiralado se transformo en una suave brisa de verano.
Respira
"No tengo a quien rezarle pidiendo luz, ando tanteando el espacio a
ciegas. No me malinterpreten, no estoy quejándome, soy jardinera de mis
dilemas. Hermana duda, pasarán los años, cambiarán las modas, vendrán otras
guerras, perderán los mismos y ojalá que
tú sigas teniéndome a tiro. Pero esta noche, hermana duda, dame un respiro. No tengo a quien culpar que
no sea yo, con mi reguero de cabos sueltos. No me malinterpreten, lo llevo bien
o por lo menos hago el intento. Hermana duda, pasarán los discos, subirán las
aguas, cambiarán las crisis, pagarán los mismos y ojalá que tú sigas mordiendo
mi lengua. Pero esta noche, Hermana duda, dame un respiro"
Texto: María Eugenia Díaz Iglesias
Ilustración: Julieta Carla García Courcelles.

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