miércoles, 21 de noviembre de 2018

LA DUDA ES ENERGIA DISPERSA




La duda es energía dispersa, pensó.

Las responsabilidades no dejaban de oprimirle la espalda y aunque sabía que ella podía resolverlo, en ese momento se vio a si misma desmoronándose. Los pensamientos la rodeaban conformando un torbellino espiralado a su alrededor, como si un viento huracanado le golpeara fuerte la cara dejándola casi sin aliento,  “¡Si tan solo pudiera serenarme y pensar con claridad!” se dijo a si misma a viva voz.

"De jóvenes éramos proclives al riesgo sin dudar, pero adentro estábamos llenos de pavura.
Hoy, ya adultos, solemos arriesgar, como no, pero lo justo, sin miedos aunque repletos de todas las dudas posibles."

Silencio

En ese instante mágico, quizás en respuesta a sus peticiones, pudo visualizar que aquellos pensamientos que la acosaban no eran más que ella misma siguiendo antiguos patrones de comportamiento.  Todas esas dudas frente al porvenir no eran más que su mente intentando controlarlo todo ¡Como si eso fuera posible!  Y recordó que traspasando el miedo, sumergiéndose por completo en el terreno de  lo incierto, soltando el control basado en experiencias pasadas, transmutando todo aquello , potenciando su alquimia divina, allí se encontraba la esencia  misma de la vida, su siguiente paso lógico.  Su propia evolución.  

Comprendió que en aquel simple acto de claridad, de reconocimiento, de mirada hacia adentro, de autocompasión y de amor propio, allí se encontraban las puertas de su sanación y que no solo sanaba ella sino todo cuanto la rodeaba.
Los fuertes vientos se apaciguaron y aquel torbellino espiralado  se transformo en una suave brisa de verano.

Respira

"No tengo a quien rezarle pidiendo luz, ando tanteando el espacio a ciegas. No me malinterpreten, no estoy quejándome, soy jardinera de mis dilemas. Hermana duda, pasarán los años, cambiarán las modas, vendrán otras guerras, perderán los mismos y  ojalá que tú sigas teniéndome a tiro. Pero esta noche, hermana duda,  dame un respiro. No tengo a quien culpar que no sea yo, con mi reguero de cabos sueltos. No me malinterpreten, lo llevo bien o por lo menos hago el intento. Hermana duda, pasarán los discos, subirán las aguas, cambiarán las crisis, pagarán los mismos y ojalá que tú sigas mordiendo mi lengua. Pero esta noche, Hermana duda, dame un respiro"



Texto: María Eugenia Díaz Iglesias
Ilustración: Julieta Carla García Courcelles.

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